lunes, 25 de enero de 2010

Paris




París, una de las ciudades más bellas del mundo, la más visitada, y probablemente la más romántica de las que pueblan el planeta, hace honor a su fama y no defrauda a nadie que acude a visitarla, sin que más bien, a la hora de partir el viajero siente tener que partir, y lamente no disponer de más tiempo (o dinero) para volver en seguida o quedarse más tiempo en una ciudad mágica, con un encanto especial que se percibe en cada esquina, cada plaza, o simplemente en cada uno de sus cafés.

A diferencia de otras grandes ciudades europeas, París no tiene un "centro" definido alrededor del cual se expande la ciudad, más bien todo París es "centro", y esto es debido a que París no ha ido absorbiendo las pequeñas ciudades que se encontraban a sus afueras, sino que estas han mantenido su independencia administrativa pese a que el límite entre una de estas pequeñas ciudades y la gran ciudad de París es tan solo un paso de peatones. Este hecho de permanecer "encerrada" desde hace tiempo hace que todo París tenga un aspecto antíguo y clásico, y que un paseo por París sea un paseo por un lugar donde el tiempo no parece existir, donde pese al bullicio y al movimiento propio de una de las ciudades más importantes del mundo el visitante tendrá la sensación de encontrarse en un lugar que no ha cambiado durante décadas o incluso siglos.

No siempre es posible planificar al detalle lo que vamos hacer y el tiempo que debemos estar en cada sitio, pero a veces, sobretodo si vamos solo para un fin de semana a Paris, es bueno tener claro que es lo que debemos ver a toda costa y qué es lo que veremos solo si tenemos tiempo extra.
Ir a la aventura y sin la presión del cronómetro está bien si disponemos de tiempo de sobra, pero si no corremos el riesgo de dejarnos sin ver algo que realmente era más importante o algo que teníamos muchas ganas de ver.

Un posible itinerario:

Aunque esto es cuestión personal, yo no me perdería bajo ningún concepto Montmartre, La Torre Eiffel, Los Campos Elíseos (empezaría en el Arco del Triunfo, bajaría hasta Concorde y seguiría hasta el Louvre, y si me aguantan las piernas y tengo tiempo iría hasta la Ópera), la Ópera, el Louvre (por fuera, y por dentro si dispongo de un día entero para disfrutarlo o al menos una tarde para ver la Gioconda, la parte de arqueología de Egipto, la Batalla de Samotracia y algo de pintura) y Notre-Dame. Después de estos objetivos primarios e imprescindibles hay otros lugares con un gran interés también, como la Madeleine, Place Vendôme, o los Inválidos (para muchos iría antes que los que yo he puesto en primer lugar), que si bien tienen efectivamente mucho interés no sería tan grave perdérselos como los primeros.

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